IUC quiere acabar con el clientelismo que se produce en la asignación de los puestos de libre designación y asesores. Consideran prioritario la creación de una Comisión de Control y Vigilancia de la Contratación. Apuestan por la elaboración de un Reglamento de Participación Ciudadana y por la implantación de presupuestos participativos.
El proceso de elaboración del nuevo Plan General de Ordenación Urbana o la tramitación de la licencia para la instalación de dos plantas de asfalto en el Callejón de la Gata, resultan sintomáticos para Izquierda Unida Canaria (IUC) de lo que consideran una forma errónea de ejercer la democracia y la participación ciudadana en el ámbito municipal. Ante esta situación, el programa electoral de IUC en Los Llanos de Aridane incluye nueve medidas para lograr un Ayuntamiento más democrático, transparente y participativo.
Para IUC es imprescindible acabar con el clientelismo que se produce en la asignación de los puestos de libre designación y asesores, que supone la creación de administraciones paralelas que marginan a las estructuras orgánicas existentes. En este sentido, apuestan por la creación de una Comisión de Control y Vigilancia de la Contratación, con criterios de representación paritaria y presidida por la oposición.
Frente a la posición del actual equipo de gobierno, partidario de sólo considerar la participación ciudadana como el ejercicio de un voto cada cuatro años, IUC en Los Llanos de Aridane se compromete a establecer cauces de participación ciudadana en la planificación, toma de decisión, desarrollo y ejecución de las políticas públicas y en la gestión de los servicios públicos, confluyendo en la aplicación de presupuestos participativos. En esta línea, resulta imprescindible la elaboración de un Reglamento de Participación Ciudadana y la celebración de plenos ordinarios cada mes, en horario que facilite la asistencia de los concejales y del público, no como sucede actualmente.
Un ayuntamiento más democrático en Los Llanos de Aridane, también pasa para IUC por el cumplimiento de la Ley de Memoria Histórica, eliminando la simbología franquista que preside las Casas Consistoriales así como por el reconocimiento del Ayuntamiento como espacio laico, desapareciendo cualquier simbología de tipo religioso, como el crucifijo que preside el Salón de Plenos.
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