Izquierda Unida Canaria (IUC) considera que la reciente modificación puntual del PTE, con la intención de prolongar la posibilidad de desarrollar varias actuaciones previstas en el mismo, evidencia el fracaso del modelo turístico que propugna tal documento. Es más, el propio mercado ha puesto de manifiesto la irracionalidad subyacente en el diseño de 8 actuaciones que suman 5.300 camas, ya que entre 2007 y 2012, periodo en el que estaba prevista su puesta en marcha, ningún inversor privado apostó claramente por ellas.
Todos los grupos políticos que han tenido responsabilidades de gobierno (CC, PSOE y PP), aunque mantienen un discurso público favorable a un modelo de turismo diferenciado, en la práctica únicamente se muestran preocupados con el incremento de la oferta de alojamientos y la capacidad del aeropuerto. Sin embargo, con una tasa de ocupación media por plaza que no alcanzó el 45% en el año 2014 (según el ISTAC), estamos lejos de una situación en la que la escasez de la oferta de alojamientos impida el crecimiento de la demanda turística.
Para IUC, consolidar el turismo como una actividad económica relevante para La Palma no significa convertirlo en su único pilar, lo que nos llevaría a transitar del monocultivo platanero al turístico y consolidar la debilidad estructural de nuestro modelo productivo. Conviene no olvidar que el turismo, aunque es actividad que genera notables rentas, es de las que presenta una peor distribución de las mismas, por lo que los bajos salarios y la precariedad laboral suelen ser su principal característica.
En ese sentido, para IUC, el desarrollo turístico de La Palma tiene que partir de un Plan Estratégico riguroso, diseñado para un lapso temporal de una década, acorde tanto con los recursos turísticos y el perfil de los visitantes que eligen la Isla, como con el modelo de implantación territorial deseados. En lo que respecta al primer aspecto, nunca está de más recordar que todas las encuestas indican que los motivos que llevan a los turistas a escoger La Palma divergen totalmente de los de aquellos que optan por destinos maduros de sol y playa. Por tanto, querer replicar en La Palma esos modelos implica no solo un cambio de la intensidad del desarrollo turístico sino del perfil del turista.
Respecto al modelo de implantación territorial de la oferta, resulta evidente que ni los campos de golf ni las actuaciones convencionales propuestas son adecuadas para el tipo de turistas pueden sentirse atraídos por la isla. La actual oferta hotelera padece cierta obsolescencia y falta de adecuación a las demandas del turista, por lo que su modernización es un primer paso. La nueva oferta convencional debiera concentrarse en un primer momento en los núcleos ya consolidados, aunque tras definir un techo máximo que evite la excesiva densificación de los mismos. Por ejemplo, en el caso de Puerto Naos es perentoria la creación de espacios libres en el núcleo ya consolidado, evitando errores similares en los nuevos desarrollos previstos.
También debería apostarse por algunas actuaciones singulares de tamaño medio, preferentemente en núcleos consolidados o en las proximidades de la red viaria, aunque evitando un excesivo picoteado de actuaciones por todo el territorio. En cuanto al turismo rural, también debe abordarse una renovación de los alojamientos, cada vez más alejados en términos de calidad de la oferta que domina en territorios de referencia en el ámbito internacional.
Finalmente, el Patronato de Turismo tiene que desempeñar un papel activo en el diseño de actuaciones encaminadas a incrementar la presencia de La Palma en los diferentes mercados emisores y segmentos de la demanda en los que la isla resulta atractiva. Paralelamente, debe contar con los recursos para una adecuada monitorización del sector, mediante actuaciones que complementen la información que aportan tanto el ISTAC como PROMOTUR, desarrollando así funciones de inteligencia turística básicas para la toma de decisiones.
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