El Gobierno del Partido Popular ha
impuesto la reforma laboral más agresiva que haya existido en España en su
periodo democrático. Estas medidas no estaban en su programa electoral, así que
han sido tomadas accediendo al poder mediante el engaño y la ocultación. Las
acciones de gobierno del PP son lo contrario de lo afirmaban que iban a hacer,
lo que les retira la legitimidad que le han dado las urnas. El argumento de que
son necesarias, dada la situación de crisis, no es válido, pues la crisis ya
dura cuatro años y nunca dijeron nada de lo que han estado haciendo.
La reforma laboral abarata de forma
extrema el despido. Esta medida fue criticada hace pocos meses por el PP, por
inútil. Lo hicieron todos sus dirigentes. Sólo sirve para acelerar los
despidos, como demuestra el caso irlandés, con la, hasta ahora, ley laboral más
flexible de la Unión Europea.
Irlanda es el único país que destruye empleo más rápido que España. Gracias al
PP, pronto les alcanzaremos.
Las tasas de pobreza y de exclusión
social son las más altas de toda la democracia. Hay 11 millones de españoles que
bordean la pobreza. La diferencia entre ricos y pobres se acrecienta, al revés
de lo que ocurre en las sociedades desarrolladas. La clase media se reduce de
manera drástica y rápida.
El extremismo y la radicalidad de
las medidas tomadas por el PP, no nos deben confundir, ya que van en la misma
dirección que las tomadas por el PSOE. Durante cuatro años se han adoptado y no
han funcionado. Empeñarse en el error es de un fundamentalismo ideológico al
margen de toda razón. No hace falta ningún análisis complejo para darse cuenta
que esta reforma no va a creer empleo y no va a solucionar la crisis. La
reforma está escrita por los empresarios, que demuestran una cultura de amo-esclavo
al margen de los valores morales de justicia social e igualdad de cualquier sociedad
moderna.
El resumen de la política del PP es
simple: salvar a los bancos. Los recortes equivalen a la ayuda a la banca,
siguiendo la misma línea del Gobierno anterior. Rajoy sigue en la misma línea.
No se recorta porque tengamos menos dinero. El dinero que se recorta se regala
a la banca. Es como llenar con agua una cesta de mimbre donde todo se pierde.
Los bancos no dan crédito, por mucho dinero que les regalen. Para seguir así, mejor
una banca pública.
Después de las elecciones andaluzas
y asturianas, si los trabajadores y trabajadoras no reaccionamos ante este
pisoteo de nuestros derechos es posible que venga una reforma de la ley de
huelga, la supresión de la prestación por desempleo y la subida del IVA.
Después seguirán dando vueltas de tuerca y extremando las medidas. ¿Hasta donde
podemos aguantar? ¿Es esto justo? La crisis sólo la está pagando un sector de
la sociedad, el sector más débil. A este sector ya no lo pueden exprimir más,
así que lo convertirán en mano de obra esclavizada. La clase media será
suprimida, la escuela y sanidad pública saqueadas. Ni se persigue, ni se
perseguirá el fraude fiscal, que practica en un 99% aquellos que ganan más de
un millón de euros anuales, que virtualmente, no pagan impuestos, que no sufren
la crisis, pero que no sienten ningún tipo de solidaridad social.
¿Cuando diremos basta? ¿Cuando
frenaremos este deterioro y esta injusticia? El 29 de febrero hay una
oportunidad para hacer oír tu voz, para decir en la calle, bien alto, lo que
piensas de esta política inútil, injusta e innecesaria.
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